Los territorios fronterizos de la República Dominicana: limitaciones del modelo productivo predominante para el desarrollo endógeno
Resumo
La Zona Fronteriza (ZF) dominicana está integrada por siete provincias. Sus economías tienen una fuerte vinculación con Haití, a través de la circulación de bienes, servicios y personas. Son territorios de un reducido número de habitantes y baja densidad, en condiciones socioeconómicas “Muy baja + Baja”. Sus actividades agrícolas y no agrícolas son de pequeña escala y baja productividad. Existe un flujo de población emigrante, sobre todo los más jóvenes. Esto resulta de la dinámica de un modelo productivo (con expresiones territoriales específicas) que se ha constituido en un mecanismo de extracción de riquezas a través de las distintas cadenas de valor, dejando en las comunidades fronterizas beneficios residuales y privaciones extremas. El poder sobre las cadenas de valor trasciende a las comunidades fronterizas. En ese contexto, entre República Dominicana y Haití existe el comercio formal y los mercados binacionales informales. El primero no tiene vinculación con las comunidades fronterizas. Los segundos constituyen la actividad emblemática de las economías fronterizas. Son la mejor expresión de cómo el capital extraterritorial, a través de las distintas cadenas de valor, ejerce el dominio y apropiación de las economías territoriales. Los mercados binacionales informales favorecen principalmente a grandes mayoristas importadores/exportadores, dominicanos y haitianos, que residen generalmente fuera de la zona fronteriza. Frente a esta realidad, desde un enfoque de desarrollo local, habría que promover un modelo productivo robusto y diversificado vinculado a los recursos naturales, al comercio binacional, a la industria y a los servicios diversos. Esto implica una transformación productiva e institucional radical en el contexto de los territorios fronterizos dominicanos.